El camino de América Latina hacia el 5G

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Las redes 5G ofrecen prometedoras mejoras de conectividad que acabarán proporcionando velocidades de datos más rápidas, menor latencia y mayor capacidad para los dispositivos conectados. Pero en muchas partes de América Latina, la llegada del 5G no será ni rápida ni inmediata.

Esto es especialmente cierto en las zonas más remotas o históricamente desatendidas. En su lugar, el camino hacia la 5G es la continuación de un esfuerzo continuo para mejorar la conectividad gradualmente utilizando la mejor tecnología disponible, incluyendo LTE suministrada por backhaul satelital, para facilitar la conectividad incluso para las áreas más rurales o remotas.   

La historia sugiere que el despliegue de la 5G seguirá el mismo camino de las anteriores generaciones de servicios. Los operadores terrestres centrarán primero sus esfuerzos en desplegar donde sea más eficiente. Eso significa proporcionar conectividad de próxima generación en zonas urbanas densas y establecidas, con una expansión gradual a las regiones ex-urbanas y rurales. 

Para los operadores de redes móviles que deseen ampliar sus redes rápidamente para llegar a zonas más remotas, el satélite representa un medio rápido y rentable de ampliar la cobertura, ya que elimina el tiempo y los gastos considerables que supone la construcción de una infraestructura de backhaul terrestre. 

Durante muchos años, el backhaul por satélite ha permitido la expansión de las redes celulares -primero 2G, luego 3G y 4G- y también desempeñará un valioso papel en el eventual despliegue de la 5G. Pero, aunque la promesa de la 5G es emocionante para los consumidores, sobre todo en las partes del mundo donde la telefonía móvil es más importante, la realidad es que los operadores de redes siguen trabajando para extender las redes de la generación anterior a las zonas desatendidas.  

En América Latina, hay muchas de esas zonas donde la conectividad puede ser deficiente o incluso inexistente. Un estudio realizado en 2020 por el BID reveló que el 32% de la población de América Latina y el Caribe no tenía acceso a Internet, y en toda la región persisten profundas divisiones entre los centros de población rurales y urbanos. Tanto los gobiernos como la industria privada intentan responder a la necesidad de acceso, a menudo en colaboración, pero el esfuerzo es una constante cuesta arriba.  

GSMA, una organización que sigue el crecimiento del ecosistema de la tecnología móvil en todo el mundo, expuso la situación en su informe Mobile Economy Latin America 2021, señalando que la mayoría de los países latinoamericanos están centrados en la tarea de migrar los clientes de 2G y 3G a las redes 4G, y los modelos más optimistas sugieren que la adopción de 4G representará el 67% del mercado en 2025. 

Y aunque Brasil, Chile y la República Dominicana han comenzado a asignar el espectro necesario para apoyar los despliegues de 5G, y Ecuador y Colombia han señalado que sus propias subastas de espectro están a la vuelta de la esquina, es importante que entendamos estos desarrollos en su contexto. El informe de la GSMA concluye que se espera que la inversión en 5G por parte de los operadores de redes móviles en América Latina alcance su punto máximo en 2025, tras lo cual el 5G representará solo el 12% de las conexiones totales de la región. 

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