Dos tercios de los profesionales de la seguridad se han sentido agotados en el último año

Se encuestó a más de 300 profesionales de la seguridad de la información en la exposición Black Hat Europe de este año en Londres para conocer mejor la salud mental de quienes trabajan en el sector.

De los que declararon estar agotados, el grupo más numeroso (50%) citó la carga de trabajo como su mayor fuente de estrés. Se descubrió que el 51% de los profesionales de la ciberseguridad que respondieron trabajan más de cuatro horas semanales por encima de su horario contratado, y casi una quinta parte trabaja más de 10 horas por encima.

Las siguientes fuentes de estrés citadas por los encuestados fueron los problemas de gestión (19%), las relaciones difíciles con los compañeros (12%), el acceso inadecuado a las herramientas necesarias (11%) y estar mal pagado (7%).

Aunque la salud mental es cada vez menos tabú, sigue estando fuera del alcance de muchos profesionales.

Casi dos quintas partes (37%) de los encuestados afirmaron que no se sentían cómodos hablando de ello con su empresa, mientras que una cuarta parte (26%) afirmó que su lugar de trabajo no ofrece suficiente apoyo en materia de salud mental. Otro 21% afirma que ni siquiera sabe si su empresa ofrece algún tipo de apoyo.

Más de dos quintas partes (41%) de los encuestados afirmaron que se habían planteado cambiar de trabajo en el último año como consecuencia del agotamiento.

Son malas noticias para un sector que ya sufre escasez de personal cualificado. Estas historias también dificultan a las empresas la contratación de nuevos talentos.

"Sabiendo que estos trabajos suelen conllevar un estrés inherente, las empresas tienen que hacer más por apoyar a sus empleados desde el principio y asegurarse de que sepan que tienen un lugar al que acudir si las cosas empiezan a resultar abrumadoras", afirman los autores del informe.

"En segundo lugar, todas las empresas deben analizar la raíz de estos problemas. Muchas empresas, ya sean grandes corporaciones o pequeñas startups, siguen sin adoptar una actitud en la que la seguridad es lo primero. Como resultado, se preparan para el fracaso y, cuando inevitablemente sufren una brecha, es el equipo de seguridad el que se lleva la peor parte".

Los resultados coinciden con otra investigación del año pasado que reveló que el 70% de los líderes de operaciones de seguridad (SecOps) ven afectada su vida privada por el estrés de la sobrecarga de alertas.

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